sábado, 13 de agosto de 2011

Y AHORA QUÉ ...

Pasó la Semana de Pasión, Muerte y Resurrección de Ntro. Señor y nos encontramos de lleno en el tiempo de PASCUA.

¿Pero cuál es nuestra misión como Cofrade en el tiempo de Pascua? o ¿Nuestra misión termina cuando sacamos a nuestras imágenes a la calle?





No. El tiempo de PASCUA, es tiempo de Alegría, de Gozo, de celebrar con Vítores que CRISTO ESTÁ VIVO. Y es ahora, Hermano Cofrade, cuando debemos comenzar a llevar ese mensaje a la gente que nos rodea, al compañero de trabajo o de estudios, al amigo con el que nos tomamos las copas, en el ambiente que te mueves, ahí es donde tenemos que comunicar, como lo hicieron los primeros apóstoles, que hay una persona, que es Jesús, que resucitó por nosotros y, lo más importante, que necesita de nosotros para llevar la Gran Noticia allí donde nosotros estamos. En una palabra los Cofrades en la Semana Santa hemos prestado nuestros hombros para portar una imagen de Cristo y ahora tenemos la obligación de prestar nuestros cinco sentidos para anunciar a Cristo.


¿Pero cómo anunciar a Cristo?, buena pregunta ¿verdad?, pues igual que damos a conocer a la persona que amamos o queremos, es decir poniendo de manifiesto sus virtudes, sus encantos, expresando públicamente los momentos que vivimos con esas personas; pues lo mismo con Cristo. Si nos resulta fácil hablar de las personas que queremos, también nos debe resultar fácil hablar de Cristo a los demás, al cual conocemos y al cual recibimos en el sacramento de la Eucaristía, y el cual fue el único que se dio por nosotros y nos regaló el Espíritu Santo.

Sí, Hermano Cofrade el Espíritu Santo, la tercera persona de la Santísima Trinidad que se derrama sobre nosotros con su sietes dones: Sabiduría, Inteligencia, Consejo, Fortaleza, Ciencia, Piedad y Temor de Dios.  El Espíritu Santo fue el que dio la fuerza necesaria a los Apóstoles para abandonar el Cenáculo donde estaban reunidos y comenzar a elaborar lo que hoy conocemos como Iglesia.






Pues, Hermano Cofrade, pidamos al Padre que con la ayuda del Santo Espíritu seamos capaces de dar a conocer a Cristo Vivo y presente en cada uno de nosotros.

Intentemos pues que “sea toda nuestra vida un acto de amor”, y que demostremos una vez más que el ser cofrade no se queda en una semana de portar imágenes, sino que somos verdaderos testigos de Cristo en el Mundo de hoy.

Ángel M. Rojo

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