Dentro de unas semanas viviremos la Semana de PASIÓN, MUERTE y RESURRECIÓN de Nuestro Señor Jesucristo. Hay dos formas de vivir la Semana de Pasión: la primera dentro del Templo y la segunda en la calle.
Estas dos formas de vivir la Pasión no pueden ir en líneas paralelas como las vías del tren que, ya se prolonguen kms. y kms., nunca llegan a cruzarse entre sí. No, estas dos formas de vivir la pasión deben ir en una misma dirección y unidas como las cuerdas entrelazadas que forma la soga, que si separamos las cuerdas nos quedamos sin soga.
La Pasión dentro del Templo es fundamental para todo Cofrade, en ella el Jueves Santo conmemoramos la última cena del Señor, el Viernes Santo revivimos en la exaltación de la Cruz la Pasión y Muerte de Cristo y, por último, al terminar del Sábado la Iglesia salta de alegría y júbilo con la gran revelación, Cristo ha Resucitado.
A través de la Piedad Popular con nuestras Procesiones realizamos lo que llamaríamos la Pasión en la Calle; con las procesiones llevamos a la calle de forma didáctica todo eso que vivimos en el templo, pues nuestros pasos representan todo lo que se vive dentro del templo.
Los Cofrades se convierten en catequistas en la calle, llevando ese Evangelio a través de las imágenes que portan. Pero es totalmente necesario que el Cofrade se empape, se contagie, se impregne de todo lo que se vive dentro del templo para que, a la vez que son hermanos de carga o costaleros de esas imágenes, sean testigos en sus vidas de lo que se ha vivido en el templo.
Pensemos un poco ¿cargamos con los mismos sentimientos nuestros pasos, que cuando cargamos un paquete en nuestras casas o que cuando sacamos las andas de sus locales? No, no se carga de la misma manera, pues lo que sobre tus hombros o sobre tu cuarta vértebra llevas es tu Cristo o tu Virgen a los cuales tienes una devoción y cariño, ante los cuales tú pones tus problemas, tus angustias, tus dudas. Si en realidad tenemos esos sentimientos, cuanto más tenemos que tener un acercamiento mayor e íntimo a ese Cristo que se convierte en el Pan Vivo bajado del Cielo en la tarde de Jueves Santo.
Es bueno el reconocer todo el esfuerzo que durante horas y días de ensayos y preparativos realizan las juntas directivas, los hermanos de carga, costaleros, jefes de pasos, capataces, camareros, decoradores… un sinfín de personas que con un denominador común llamado Semana Santa y un nombre que los cobija, Hermano, trabajan y se afanan por dar una buena catequesis en la Calle.
Pero también hay que recordar las numerosas Charlas Cuaresmales, ejercicios espirituales, celebraciones penitenciales, quinarios, triduos, rosarios, una gran variedad de cultos que nos preparan espiritualmente para vivir la Semana de Pasión.
Por todo lo aquí expuesto te invito a que rompas con el dicho de que los cofrades solo queremos las procesiones. Pues todo cofrade nunca puede olvidar que lo que nosotros representamos en la calle es lo que en realidad se vive en el Templo.
Que sea toda nuestra vida un acto de amor.
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